Romper las reglas e ignorar el presupuesto
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Maple City Health Care Center usa becas/subvenciones para cubrir alrededor del quince por ciento del presupuesto. El ochenta y cinco por ciento restante procede de contribuciones (diez por ciento) y pagos por servicios proveídos (setenta y cinco por ciento).
Como estamos comprometidos a tener una visión, para no permitir que la búsqueda de fondos dicte nuestro trabajo; no nos hacemos la pregunta, "¿Qué becas/subvenciones podemos solicitar, para las cuales podríamos cumplir con los objetivos de la entidad de financiamiento?" Más bien nos preguntamos: "¿Qué estamos haciendo ya o tenemos intención de hacer, que podríamos describir de tal manera que una organización de financiamiento lo reconozca como algo que quiere apoyar?" Es poco común que las solicitudes de becas/subvenciones nos inspiren y mucho menos que cambien nuestro trabajo.
Pero un día sucedió.
Estaba escribiendo una solicitud de beca/subvención y me encontré con la pregunta, "¿Cómo se refleja la diversidad de sus pacientes en su junta directiva?" Tragué saliva. "No se vé reflejada", no me parecía una buena respuesta.
No era que no queríamos tener miembros en nuestra junta directiva de bajos ingresos ni que no fueran anglosajones. Si los queríamos. Le habíamos pedido a una variedad de personas que participaran en nuestra junta. Cuando el centro de salud estaba tomando forma, hacía una década y media, habíamos reunido a líderes comunitarios de varias clases y subculturas, para que formaran una junta directiva.
Esa primera junta incluía al director de la escuela primaria al otro lado de la calle, algunos padres de niños asistiendo a la escuela, un médico de familia, un abogado, una enfermera que vivía en el barrio, la trabajadora social de una escuela, inquilinos que trabajaban con una organización comunitaria para crear estándares de calidad para viviendas de alquiler, y gente que trabajaba en fábricas locales.
En cuanto generábamos ideas, realizábamos planes, recaudábamos fondos, y rehabilitábamos el edificio, había muchas maneras en las que todo tipo de personas se podían involucrar y contribuir al centro.
Sin embargo, conforme pasaron los años, el trabajo de la junta se convirtió en un asunto de reuniones mensuales para supervisar el funcionamiento del centro, aprobar presupuestos y establecer políticas.
Nos desviamos hacia un estilo más típico de funcionamiento que se apoya en suposiciones acerca de cómo hacer negocios provenientes de la clase media blanca. Se desarrolla una agenda, se avanza de una manera ordenada, discutiendo cada tema y tomando decisiones conforme sea necesario.
Los miembros que no eran de la clase media y no eran blancos se habían comprometido lo suficiente con el centro de salud como para quedarse por un tiempo aún con un modelo de organización y con un proceso que les resultaba extraño, pero finalmente se alejaron.
¿Qué más podíamos hacer? ¿Queríamos invitar nuevamente a personas a una estructura que les hacía sentirse aislados y los desapoderaba, o podríamos replantear cómo hacíamos nuestro trabajo a nivel de la junta directiva?
Empezamos a preguntarnos: "¿En qué parte de nuestra organización encontramos los procesos en grupo multiculturales y con diversidad socioeconómica más efectivos?" La respuesta fue clara: "En los grupos de cuidado prenatal." Luego nos hicimos la pregunta: "¿Cómo podemos construir sobre ese éxito y continuar ese tipo de proceso en la organización de la junta directiva y su funcionamiento?"
En ese punto, teníamos una junta conformada por seis personas anglo de clase media, que tenían entre cuarenta y tantos años a noventa y tantos años. La junta incluía a dos miembros del personal, Beth (una partera) y yo. Todos los miembros de la junta directiva estaban profundamente comprometidos con la organización y la mayoría habían servido en la junta durante al menos diez años.
No estábamos en crisis como organización y podíamos ser receptivos y emocionarnos un poco ante la posibilidad de imaginar nuevamente a la junta directiva.
Beth y yo propusimos un experimento en el que tomaríamos prestado el modelo de los grupos de cuidado prenatal (Pregnancy Circle Groups), que es un modelo de interacción en grupo con liderazgo que busca facilitar el proceso, especialmente como habíamos trabajado en adaptar el modelo para que funcionara en grupos con diversidad cultural. Durante meses, la junta había escuchado el entusiasmo del personal acerca de los grupos de cuidado prenatal y respondieron a nuestra propuesta sin titubear: "Tenemos mucho que ganar y nada que perder. Hagámoslo."
Decidimos invitar a cuatro personas a que se unieran a una junta reconstituida. Los cuatro eran pacientes, y los seleccionamos después de invitar a todo nuestro personal a considerar la pregunta, "¿Quién, de nuestr@s pacientes, está profundamente involucrad@ en la vida en nuestro vecindario y muestra pasión y energía al interactuar en el centro de salud?"
Las cuatro personas que recomendaron fueron: una madre anglo soltera con siete hijos, un hombre que trabajaba en una fábrica local que había organizado estudiantes en la ciudad de México cuando era un joven, una madre latina con dos hijos que trabajaba a pesar de ser indocumentada y quien había participado en un grupo de cuidado prenatal y otra madre latina joven.